La avicultura: a la vanguardia en la aplicación de protocolos fitosanitarios
El objetivo primordial de la bioseguridad en la avicultura actual está encaminado a preservar el buen estado de salud y alto nivel de producción de la parvada, a través de la correcta, sencilla y eficaz implementación de protocolos fitosanitarios.
Bioseguridad en la industria avícola
En las últimas décadas el sector avícola ha crecido exponencialmente, y continúa creciendo, dada la necesidad de satisfacer la alta demanda de carne, huevo y subproductos derivados de las aves. En la búsqueda por satisfacer estas necesidades, diversos son los factores que intervendrán para lograrlo, como lo son la zootecnia, la genética, la alimentación, y la cada vez más necesaria, bioseguridad y sus protocolos fitosanitarios.
El concepto de bioseguridad en una granja avícola hace referencia al mantenimiento del medio ambiente libre de microorganismos o al menos con una carga mínima que no interfiera con la productividad de las aves, ya sean ponedoras, reproductoras o en engorda, a través de la implementación de los correctos protocolos fitosanitarios.
Actualmente, ninguna granja avícola se puede dar el lujo de NO contar con un plan de bioseguridad, pues es un hecho, que la correcta implementación de los protocolos fitosanitarios reduce la aparición de enfermedades en la parvada.
Conceptualizando la bioseguridad:
– Debe verse como una inversión y no un gasto;
– No existe un modelo único o protocolos fitosanitarios iguales, pues dependerá de la granja avícola de que se trate;
– Los protocolos fitosanitarios deben aplicarse con sentido común, es decir, fáciles y prácticos;
– Debe ser económicamente viable; y
– Verificable mediante registros.
La implementación de un plan de bioseguridad y sus protocolos fitosanitarios no es un gasto extra
La bioseguridad y sus protocolos fitosanitarios son una parte fundamental de cualquier granja avícola ya que proporciona un aumento de la productividad de la parvada y un aumento en el rendimiento económico. Es necesario, por tanto, extremar las garantías sanitarias a fin de ofrecer al consumidor un producto seguro, comenzando por la implementantación de los adecuados protocolos fitosanitarios en la propia granja, garantizando la seguridad alimentaria “desde la granja a la mesa”.
Hay bioseguridad pasiva, que contempla:
* La localización física o geográfica de la granja avícola: tras de cumplir los requisitos establecidos en la normatividad correspondiente sobre ordenación de granjas avícolas, en la localización de una nueva granja deberá evitarse la proximidad con otras granjas avícolas, o de otras especies animales o instalaciones que puedan actuar como fuente potencial de contaminación, tales como mataderos, plantas de tratamiento de subproductos o plantas de tratamiento de aguas residuales;
* Las características de construcción de las casetas: las granjas deberán diseñar sus instalaciones de forma que permitan mantener un nivel aceptable de bioseguridad y aplicación de protocolos fitosanitarios que prevenga la introducción de vectores y microorganismos potencialmente peligrosos para la salud humana y animal.
Y hay bioseguridad activa, en la cual se ponen en práctica los protocolos fitosanitarios:
* Limpieza y desinfección de la granja en general (incluye casetas, bebederos, comederos y demás utensilios que se utilicen en la granja):
– Sin una buena limpieza y desinfección de la granja no podemos perseguir el objetivo final de todo plan de bioseguridad y sus protocolos fitosanitarios que es el mantenimiento de la granja libre de microorganismos. LAVET en su portafolio de productos, cuenta con POWER CLEAN, un detergente antiséptico que limpia e higieniza, para posteriormente desinfectar, con un producto también de LAVET, SILVER BULLET.
* Utilización de lotes de la misma edad o de dos edades:
El sistema de manejo “todo dentro- todo fuera” es el más apropiado en los alojamientos de ponedoras.
* Control de las visitas y personal ajeno a la explotación:
Los comerciantes, veterinarios, repartidores de pienso, personal de mantenimiento y técnicos de servicios exteriores, que pueden haber estado en contacto con otras explotaciones, deben considerarse visitantes de alto riesgo, como posible fuente de dispersión de enfermedades entre explotaciones.
* Evitar el estrés en las aves encasetadas.
* Evitar la contaminación del pienso:
Deberán adoptarse las medidas adecuadas para prevenir la contaminación durante el almacenamiento, la manipulación y el transporte de los piensos.
* Controlar los programas de vacunación y medicación de la parvada:
Únicamente se utilizarán los medicamentos veterinarios autorizados por la normativa vigente, respetándose las normas de utilización que, en su caso, determinen las condiciones de autorización y/o la prescripción veterinaria correspondiente.
* Control de cadáveres.
* Tratamiento térmico de la pollinaza o gallinaza.
* Tratamiento del agua:
El agua empleada en la explotación como agua de bebida o limpieza debe ser agua controlada microbiológicamente, con protocolos fitosanitarios de control que garanticen la eficacia de cloración o de cualquier otro sistema que asegure en todo momento una calidad bacteriológica satisfactoria que prevenga la presencia de bacterias patógenas.
Conclusiones sobre la aplicación de protocolos fitosanitarios
La instauración de un programa de bioseguridad y sus diversos protocolos fitosanitarios en cualquier granja avícola proporcionará un aumento de la productividad de la parvada y un aumento en los rendimientos económicos.