Metritis contagiosa equina.
Los caballos son hermosos animales de múltiples aptitudes zootécnicas, ya sean de carrera, pie de cría, compañía o incluso aún de trabajo, pueden padecer enfermedades venéreas a causa de su activa explotación reproductiva y esto no quiere decir necesariamente que hablemos de montas continuas, si bien los sementales son los portadores silenciosos más comunes, no quiere decir que sean necesariamente los culpables de esta situación, pues el responsable de esta enfermedad en específico (Metritis Contagiosa Equina) es la Tylorella equigenitalis, es un cocobacilo gramnegativo microaerófilo, es decir, que requiere de pocas cantidades de oxígeno para sobrevivir.
Esta enfermedad no tiene una taza de elevada mortalidad, pero si su morbilidad, esto quiere decir que es muy contagiosa, por ello el nombre, no es una enfermedad sistémica, pero si provoca en este caso una inflamación del endometrio de las yeguas, ocasionando una esterilidad temporal, lo cual es bastante tiempo, si consideramos que la gestación en equinos es de 11 meses, en la década de 1970 se registró por primera vez esta enfermedad en Reino Unido, teniendo una rápida propagación entre Europa, América del norte, Sudamérica y Australia, entre otros países, Canadá por su parte es considerado país libre, sin embargo aún se presentan casos de yeguas y sementales de importación que se encuentran infectados. (Spickler, 2010).
La metritis contagiosa equina afecta particularmente a los caballos (Equus ferus caballus), su distribución geográfica no se podría definir con mucha facilidad por lo complicado que es aislar la bacteria en un cultivo, aun así hay países que se juzgan libres de ella y toman medidas de estricta prevención para evitar que se propague en sus divisiones políticas.
Los signos clínicos son fáciles de identificar pero a su vez, fáciles de confundir, se presentan clínicamente en las hembras (ya que los machos son portadores pero no suelen presentar signos clínicos), existe un flujo vaginal mucopurulento que suele proceder del útero o cérvix y va acompañado de una inflamación vaginal y/o de la vulva, la recuperación temprana es aparente, aunque el siguiente signo es la infertilidad o repetición de partos, para evitar estas situaciones de infección y ahorrarse pérdidas por el costo de una monta que puede resultar infructuosa o que la yegua se encuentre temporalmente estéril, es recomendable realizar un frotis urogenital que se envían a laboratorio para muestrear y aislar al posible agente patógeno, en el caso de las yeguas se pueden obtener aislados aún después de 3 a 7 semanas de haber sido infectadas, las muestras se deben enviar en menos de 72 horas de haber sido tomadas y en condiciones de temperatura controlada a un promedio de 37°C para mantener su viabilidad (OIE, 2008).
La transmisión de la enfermedad puede ser por contacto directo vía coital o por medio de fomites como semen contaminado por T. equigenitalis, o bien fomites como espejos vaginales, pajillas, guantes ginecobstetricos o lesiones que se puedan dar por traumatismos y una posterior infección por el agente infeccioso, la mayoría de las yeguas que se han recuperado aparentemente de la enfermedad, suelen ser portadoras del agente, el cual se incuba en las fosas del clítoris y se mantiene hasta que las condiciones se vuelven óptimas y prolifera a lo largo del tracto reproductor, ocasionando la metritis y el flujo exudativo que caracteriza a la enfermedad (House, 2006).
El uso de antibióticos macrólidos, sulfas y beta lactámicos son eficientes contra los signos de metritis, cervicitis, o el flujo mucopurulento, DIPEN F 4 MILLONES® por su fórmula de penicilina G procaínica, dihidroestreptomicina y flumetazona lo hacen un efectivo medicamento para infecciones bacterianas del tipo infecciosas e inflamatorias, el tratamiento contra la enfermedad no es específico ya sea por la complejidad del agente causal, como lo difícil de su aislamiento, pero si se pueden llevar a cabo medidas preventivas y de control para antes de realizar una monta, en caso de tener sospechas respecto a la infección, es recomendable consultar con un médico veterinario para que le asesore.
Bibliografía
House, T. (2006). Animal Health and Welfare Strategy for Great Britain: The Evidence Base. London: The Scottish Government.
OIE. (2008). Manual de la OIE sobre animales terrestres. Paris: OIE.
Spickler, A. R. (2010). Metritis contagiosa equina. Iowa: the Center for Food & Public Health.